Por: Sandra Bellido Urquizo – Periodista.
A pesar de las deficiencias de nuestro sistema judicial, los peruanos tenemos motivos para saludar las sentencias condenatorias a ex presidentes de la República que, abusando de su cargo, delinquieron y traicionaron la confianza que los votantes depositaron en ellos.
Ollanta Humala Tasso (2011-2016) se unirá en el penal de Barbadillo a Alejandro Toledo Manrique (2001-2006), quien el año pasado fue condenado a 20 años de prisión, y a Pedro Castillo Terrones, que actualmente enfrenta un proceso de juzgamiento.
Nadine Heredia Alarcón, condenada a 15 años de pena privativa de libertad, consciente de su culpabilidad, optó por rehuir a la justicia y en su lugar, solicitar asilo político en la embajada de Brasil para evitar la cárcel. Es probable que el presidente Inácio Lula da Silva se lo conceda, dado su vínculo con el caso Odebrecht.
Este fallo judicial sin duda establece un precedente para continuar los procesos judiciales contra aquellos involucrados en el mega caso de corrupción liderado por la empresa brasileña Odebrecht, entre las que se encuentra Keiko Fujimori.
Aunque estas condenas han sido aplaudidas por la opinión pública internacional, como peruanos deberíamos sentir vergüenza por haber tenido presidentes de esta catadura moral, que solo buscan el poder para enriquecerse ilícitamente. Solo esperemos que sirva de ejemplo a nuestros próximos gobernantes.