Micjael Ccopa
El Perú ha experimentado en los últimos años un constante deterioro de la libertad de expresión y de prensa, impulsado por legislaciones manipuladas desde grupos políticos que detentan el poder y consideran al periodismo un obstáculo para sus intereses. Los ataques a la prensa se han vuelto frecuentes y sistemáticos, erosionando progresivamente este derecho fundamental. Recientemente, en el auditorio del Colegio de Abogados de Arequipa, se dio a conocer una cifra alarmante: Perú ocupa el puesto 125 de 180 países en libertad de prensa. La pregunta es inevitable: ¿cómo hemos llegado a este punto?
Hugo Alfredo Amanque Chaiña tenía que decir algo que nadie quería escuchar. Frente a un auditorio lleno de abogados, periodistas y estudiantes, soltó la bomba: Perú está en el puesto 125 de 180 países en el ranking mundial de libertad de prensa de Reporteros Sin Fronteras.
125 de 180. Por debajo de Bolivia, México e incluso Haití.
El dato cayó como un balde de agua fría en la conmemoración del Día Mundial de la Libertad de Expresión. Porque aquí estaba un país que presume de tener una de las constituciones más garantistas de América Latina, ocupando uno de los últimos lugares en libertad de prensa mundial.
El abogado que también es periodista
Amanque no es cualquier expositor. Licenciado en Ciencias de la Comunicación, abogado y egresado de la Maestría en Derecho Constitucional de la Universidad Nacional de San Agustín. Conoce ambos mundos: el del periodismo y el del derecho. Por eso su diagnóstico duele más.
«La Constitución de 1993 establece un marco jurídico robusto para proteger la libre expresión del pensamiento, pero la realidad dibuja un panorama inquietante», explicó durante su conferencia.
Los números lo respaldan. Según la Constitución peruana, no existe delito de opinión. Nadie puede ser discriminado por sus ideas. Cualquier persona puede informar, expresarse y difundir ideas sin autorización previa ni censura. Todo bajo responsabilidad legal, claro.
Amanque desglosó los cinco indicadores que usa Reporteros Sin Fronteras: político, económico, legislativo, sociocultural y de seguridad interna. En todos, Perú muestra deficiencias graves.
«Lo que molesta es decir la verdad»
Wilfredo Mendoza Rosado llegó al micrófono con años de experiencia a cuestas. Como representante del Colegio de Periodistas de Arequipa, ha visto de todo. Su mensaje fue directo:
«Lo que más le molesta al poder de turno es simplemente que le digamos al gobernante sus errores, no exageraciones, simplemente la verdad.»
Mendoza conoce el precio del periodismo peruano. Juicios costosos que superan los salarios de la mayoría de comunicadores. Agresiones sistemáticas. La necesidad de contratar abogados como gasto fijo.
«La libertad de expresión no se negocia», remarcó. Una frase simple que resume todo.
El problema de los monopolios
Diego Rivera Caycho, docente de la Universidad Nacional de San Agustín, puso el dedo en otra llaga: «La Constitución consagra el derecho de informar y de informarse, pero no garantiza el acceso real a los medios de comunicación por parte de los sectores excluidos.»
Ahí está el problema. El artículo 61 de la Constitución prohíbe expresamente el monopolio en medios de comunicación. Pero la realidad es otra. La concentración mediática es evidente. El caso del grupo El Comercio es solo el más visible.
Rivera comparó con otros países de la región. Argentina, Brasil, Ecuador y Bolivia han implementado reformas constitucionales para garantizar mayor diversidad mediática. Perú se quedó atrás.
Su propuesta va más allá: un derecho comunicacional que permita participar en la construcción de narrativas culturales, no solo recibir información. Especialmente para los sectores históricamente excluidos.
Las leyes que existen pero no alcanzan
John Díaz, docente de la Universidad La Salle, conoce bien las herramientas legales disponibles. La Ley 27806 de Transparencia y Acceso a la Información Pública ha sido útil para el periodismo investigativo.
«Esta ley no solo garantiza el acceso a la información, sino que establece parámetros específicos sobre cómo debe facilitarse ese acceso a comunicadores sociales y periodistas», explicó Díaz.
Ha funcionado en casos concretos. Periodistas han logrado acceder a información sobre unidades de seguridad durante la pandemia, informes policiales sobre las protestas de 2022. Datos que las autoridades preferían mantener ocultos.
Pero siempre aparecen nuevas trabas. La reciente Ley 32301 sobre la Agencia Peruana de Cooperación Internacional es un ejemplo. Ahora, para que los comunicadores accedan al presupuesto de una ONG que investiga al Estado, el propio gobierno designará quién facilita esa información.
«Es inaudito», calificó Díaz.
Su pregunta final fue clave: «Si no es el comunicador social quien informe a su población, ¿quién va a ser la persona que forme la conciencia y la opinión pública de manera adecuada?»
Un país sin partidos sólidos
El contexto político agrava todo. Según Amanque, apenas el 40% de las organizaciones políticas peruanas pueden considerarse partidos sólidos. Esta debilidad institucional deja más vulnerable al periodismo independiente.
Los intentos recientes del gobierno y el Congreso por obstaculizar el trabajo periodístico no son casuales. Forman parte de un patrón más amplio de deterioro democrático.
En medio de una crisis de legitimidad que afecta al Ejecutivo y al Legislativo, el periodismo independiente se ha convertido en uno de los pocos contrapesos al poder. Por eso las presiones aumentan.
Un espacio para las ideas
John Mesías Romero, decano del Ilustre Colegio de Abogados de Arequipa, inauguró el evento con una declaración importante: «El Colegio de Abogados está comprometido con que aquí se discutan ideas. Este es el escenario para ello, damos oportunidad a todos.»
La conferencia fue organizada por el Colegio de Periodistas de Arequipa junto al Ilustre Colegio de Abogados y Arequipa Misti Press. Un ejemplo de colaboración necesaria en tiempos difíciles.
La responsabilidad de los jóvenes
Los estudiantes de comunicación presentes en el auditorio cargan una responsabilidad enorme. Son la esperanza de un país mejor informado. Su formación debe combinar competencias técnicas con pensamiento crítico y conciencia social.
Amanque cerró su exposición con una cita de Noam Chomsky: «Si no creemos en la libertad de expresión de aquellos que despreciamos, no creemos en ella en absoluto.»
La cuenta pendiente
El puesto 125 de 180 no es solo una estadística. Es una radiografía de lo que pasa cuando las leyes están, pero no se cumplen, cuando la Constitución proteje pero la realidad atropella, cuando decir la verdad se convierte en un acto de resistencia.
La pregunta que queda es si como sociedad estamos dispuestos a cambiar esta realidad. Porque los números no mienten: mientras otros países avanzan en libertad de prensa, Perú retrocede.
Y sin libertad de expresión real, la democracia se convierte en una palabra vacía. Los especialistas lo dijeron claro en Arequipa. Ahora falta que alguien escuche.
