Por: Ana Guillén Pérez (*)
Directora de Asuntos Académicos y Profesionales Colegio de Periodistas del Perú – Consejo Regional Arequipa
Celebramos doscientos un año de la independencia del Perú con graves problemas de fondo. La naciente república heredó la corrupción de la colonia, solo los protagonistas cambiaron. Las grandes brechas de desigualdad entre el campo y la ciudad continúan, nos cuesta admitir que todos somos cholos, en pleno siglo XXI existe gente que se siente superior por tener la piel un poco más clara, olvidándose que somos producto de un mestizaje.
De acuerdo con la Constitución el Perú es un Estado Unitario, sobre todo centralista, todo aquel que quiera encontrar mejores condiciones de vida migra a Lima, la capital, si no se adapta tiene que regresar a su tierra y traer consigo una “mochila de frustraciones”. Volverse capitalino implica transformarse en “Pepe el Vivo”, dispuesto a cambiar su forma de hablar, vestir, de actuar y de pensar…

Tenemos una clase política que da vergüenza, sin bases ideológicas, sin principios, con escasa moral, puede que tengan formación académica, por lo menos en el papel, pero en los hechos, observamos que, ellos pasaron por la universidad, pero lo aprendido fue poco o casi nada. Los partidos políticos a los que pertenecen se manejan como si fueran bandas delincuenciales que tienen que pagar los financiamientos de campaña con leyes que favorezcan a sus benefactores.
Los empresarios a su conveniencia se estancaron en el tiempo, y prefieren seguir con el modelo económico mercantilista que deja grandes utilidades, parece que para ellos los conceptos de Patria, Nación, Compromiso, Solidaridad, Responsabilidad y otros no son de su agrado por que implican menos ganancias. Saben que están obrando mal y para acallar su conciencia hacen alguna “obra de bien social”, piensan que todavía se pueden comprar indulgencias para ingresar al reino celestial…

Los intelectuales del país, los pocos que hay porque cada vez el sistema educativo está peor, no quieren comprarse el lío, prefieren irse del país o ponerse unas grandes anteojeras para ignorar la realidad. No quieren involucrarse en política para evitar “enlodarse en el fango político y salir mal parado”. Aquí no se salvan los periodistas y comunicadores sociales, los que prefieren solo informar y no opinar, no cuestionar a las autoridades locales, regionales y nacionales, “es mejor tener un amigo, algún día lo voy a necesitar”, dicen algunos.
Doscientos un año de existencia y seguimos siendo un país con grandes recursos naturales en costa, sierra y selva; pero, con escasa industria. Las grandes embarcaciones pesqueras de China vienen y depredan nuestro mar y el ministerio del sector se hace de la vista gorda. Somos grandes exportadores de minerales en bruto, no los podemos procesar y generar puestos de trabajo. Contamos con patrimonio cultural que es explotado por empresarios extranjeros…
Ha llegado el momento de hacer un cambio radical, urge refundar el país, debemos debatir si es conveniente ser un Estado Federado y dejar el centralismo atrás, tener un nuevo marco legal, y una nueva conformación de los poderes del Estado que permita una patria más justa y equitativa.

(*) Ana Guillén Pérez, es integrante de la directiva del Colegio de Periodistas del Perú Consejo Regional Arequipa 2024-2025, Periodista profesional de la Universidad Católica de Santa María.