Por: Katherin Huamán.
Gente, Expreso, Extra, La Prensa, Última Hora, y 24 Horas de Panamericana Televisión son algunos de los medios en los que Mario Moreno Garzón desplegó su talento como caricaturista. A lo largo de más de cuatro décadas, su trazo agudo, rápido y expresivo no solo acompañó las noticias, sino que ofreció una lectura visual crítica del acontecer nacional.
Incluso en el competitivo mercado mexicano, su arte encontró un espacio en Televisa, donde también colaboró con caricaturas para el noticiero.
Moreno inició su carrera profesional en 1964, publicando sus primeros trabajos en la revista Gente. Muy pronto, su estilo comenzó a consolidarse y ganó un lugar destacado en el periodismo gráfico. En Expreso y Extra se convirtió en una figura habitual, aportando diariamente con retratos que captaban con precisión no solo los rasgos, sino la esencia de los personajes públicos. Ganó el apodo de “el caricaturista más rápido del mundo”.
Durante su paso por La Prensa y Última Hora, fortaleció su rol como comentarista gráfico, capaz de traducir hechos complejos en imágenes contundentes. En la televisión, particularmente en el programa 24 Horas, sorprendió al público realizando caricaturas en vivo de los entrevistados, una práctica poco común que exigía rapidez, observación y dominio técnico.
Nacido en Cusco en 1944, Mario Moreno creció en un entorno artístico vinculado al teatro y al circo. Desde temprana edad mostró interés por la caricatura, que fue desarrollando en el Colegio Guadalupe de Lima, donde comenzó a retratar a sus maestros y compañeros. Su visión —describía que veía a las personas como a través de un “ojo de pez”— le permitió encontrar en cada rostro una historia que contar.
La Prensa, Última Hora, ferias, plazas, eventos, páginas web… Mario nunca dejó de dibujar. Ni siquiera cuando su salud lo traicionó. Fue también formador de nuevas generaciones a través de talleres de caricatura. Fue maestro no solo por lo que enseñó, sino por lo que dejó impreso en la memoria del periodismo gráfico peruano.
Tras su fallecimiento el 24 de abril en 2009, su legado permanece vivo en el trabajo de su hija, Milagros Moreno, quien sigue difundiendo el estilo que él perfeccionó.
Mario Moreno sigue en cada línea veloz, en cada mirada exagerada. Porque los maestros del lápiz no mueren: se quedan en sus dibujos, y en la historia.
