Por: Katherin Huamán
El 28 de abril de 1910, en Lima, nació Doris Gibson, una de las periodistas más influyentes y audaces de la historia del Perú. Fundadora de la emblemática revista Caretas y popularmente conocida por la frase “Un arequipeño nace donde le da la gana”.
Su carrera periodística comenzó en 1938, cuando entró a la revista Turismo, pero fue en los primeros años de la década de los 50 cuando fundó Caretas, la revista de análisis y actualidad más antigua del Perú, que nació con la intención de desmantelar los velos de la censura y los tabúes, algo que pocos periodistas se atrevían a hacer en ese entonces.
Doris no solo fue una periodista audaz, sino también una mujer que entendió el verdadero poder de la comunicación. Supo que una historia bien contada, un reportaje que sacara a la luz las verdades ocultas, podía cambiar el curso de un debate nacional. Su estilo de periodismo iba más allá de la mera información: buscaba transformar, cuestionar, y desafiar el statu quo.
Una de las leyendas que ha rodeado a Doris es la famosa frase que muchos le atribuyen: “Un arequipeño nace donde le da la gana”. Aunque no hay certeza de que ella la pronunciara, la frase refleja a la perfección el espíritu rebelde y libre que definió su vida y carrera. Nacida en Lima, pero de sangre arequipeña, Doris se sentía más arequipeña que nunca, y lo defendió con tal convicción que, aunque nunca dijo esa frase de manera oficial, el dicho se le pegó como un tatuaje de su identidad.
En palabras de su único hijo, Enrique, quien también dirigió la revista y vivió de cerca las dificultades del exilio, Doris no solo logró “independizarse de las normas sociales de su época”, sino que también creó un medio de comunicación que perdura hasta el día de hoy.
En una entrevista con la BBC hace más de una década, Enrique resaltó que el legado más importante de su madre fue “haber abierto todo un territorio”, un territorio que no solo transformó el periodismo, sino que también redefinió el papel de los medios en la sociedad peruana.
Doris Gibson no pidió permiso para cambiar las reglas: simplemente las rompió.
