Pedro Alonso Torres Calizaya: La travesía emocional de un periodista policial
24 Jun, 2024

Detrás de cada titular impactante y cada noticia policial hay un periodista cuya labor es fundamental para informar al público sobre los sucesos que marcan nuestra sociedad. Pedro Alonso Torres Calizaya, periodista con una trayectoria en medios de comunicación como diario Noticias, Trome y Correo. A lo largo de los años, enfrentó situaciones extremas y fue testigo de eventos que desafían la comprensión humana, desde su primera experiencia cubriendo noticias policiales hasta sus reflexiones sobre el impacto emocional de su rol como periodista.

¿Cómo fue su primera experiencia cubriendo noticias policiales?
Al principio, no sabes cómo reaccionarás ante tu primera cobertura, enfrentarte a un suceso tan impactante como un homicidio puede ser abrumador. Uno de mis primeros casos fue un accidente que ocurrió en Chiguata, fue una tarde de viernes en 2007, un grupo de profesores regresaba del centro educativo Corazón de Jesús. Al descender de Chiguata, en una curva, el sistema de frenos del Volkswagen falló, provocando el accidente. Cinco profesores viajaban en el vehículo cuando este cayó a un barranco y lamentablemente todos murieron, ocurrió alrededor de las cuatro de la tarde. Cuando llegamos, ya estaba oscureciendo, los bomberos estaban cortando el armazón del vehículo. Lo que más me impresionó fue ver la escena: los dos profesores que iban adelante estaban abrazados, al igual que los tres que iban atrás, fue realmente impactante.

¿Cómo maneja el estrés y el impacto emocional al cubrir noticias que involucran violencia y muerte?
El periodista policial, a diferencia de otros colegas, también experimenta estrés, aunque de una naturaleza distinta. Mientras que todos los periodistas lidian con la presión de obtener información, el periodista policial se enfrenta con frecuencia a situaciones de casos emocionales muy extremas en su trabajo.

¿Cuál fue el caso extremo que realmente le impactó?
Siempre he deseado mucho tener un hijo y en aquellos años, cuando comencé, no estaba casado ni tenía hijos, pero mi anhelo era formar una familia. Recuerdo claramente un caso, sucedió en Cono Norte. Se trató de un obrero, su esposa y su hijo menor, que apenas tenía cinco meses de edad, el bebé empezó a llorar de manera persistente, tanto que el padre, abrumado por la situación, se desesperó, en un acto de debilidad, tomó un martillo y lo mató. Simplemente porque le molestaba el llanto, este caso me dejó marcado.

¿Cómo afectó emocionalmente cubrir ese caso en su capacidad para conciliar el sueño?
Realmente no podía dormir por ese caso, y días después incluso tuve pesadillas al respecto. No puedo negarlo, lloré. Tengo un amigo que ya no trabaja en el campo, pero con quien hablé mucho sobre esto, y ambos estábamos muy conmovidos. Ver el deseo más hermoso de mi vida destruido en otras manos era algo que no podía entender. También hablé con mi pareja y creo que ese nivel de estrés a veces te lleva al límite.

¿Y eso no le disgusta de esta rama del periodismo?
Al principio sí, pero con el tiempo te va gustando, no por ver una muerte o un accidente, sino por la búsqueda de la verdad. Enfrentas situaciones que realmente te afectan mucho, sin embargo, lo que uno no puede perder jamás es la capacidad de indignación. Si uno no siente nada cuando ve un crimen o un hecho de violencia, y no lo conmueve, entonces debería reconsiderar su posición. Esto indicaría que está desarrollando un impacto psicológico muy negativo, volviéndose una persona fría y cruel.

¿Alguna vez tuvo que recurrir a un psicólogo?
Sí, el manejo emocional es crucial en este contexto, he tenido la oportunidad de conversar con un psicólogo y compartir las experiencias que he vivido, me proporcionó orientación y ciertos parámetros para encontrar tranquilidad. Esta ayuda fue bastante beneficiosa, ya que, al final, somos seres humanos y experimentamos emociones.

¿Enfrentó dificultades al ingresar al mundo del periodismo policial?
Al ingresar me encontré con un mundo completamente desconocido, no sabía a dónde ir ni qué hacer. En ese tiempo, me decían: «Te toca cubrir policiales, corre, ve y trae las notas». Así que empecé preguntando a los colegas que trabajaban allí, como la Lic. Olga Escudero, quién me orientó: «Tienes que ir a la fiscalía, a la morgue, a los hospitales, a la Divincri (Dirección Nacional de Investigación Criminal)», esas eran las fuentes generales. Así comencé y con el tiempo me quedé en el puesto.

¿En aquel entonces, se encargaba usted tanto de la información como de las fotografías?
A veces yo tomaba las fotografías, pero cuando se trataba de una situación de gran impacto y relevancia, se solicitaba la participación de un fotógrafo. Sin embargo, antes de tomar esa decisión, era necesario confirmar la magnitud del accidente.

¿Y cuál era el protocolo para tratar las fotografías?
El protocolo para el tratamiento de las fotografías ha experimentado cambios significativos con el tiempo. En el pasado, existía cierta flexibilidad para publicar ciertas imágenes, aunque se evitaban aquellas demasiado explícitas, en mi medio hemos optado por integrar esta práctica en nuestra labor periodística, comprendiendo que no siempre es necesario publicar imágenes tan gráficas.

¿Qué tipo de información le resulta más difícil de obtener?
Considero que, independientemente de ser periodista policial o no, es crucial cultivar las fuentes de información. Al principio, puede resultar difícil obtener información, ya que uno puede tener acceso únicamente a la fuente oficial, que suele ser el jefe de la Divincri, quienes quizás no estén directamente involucrados en el caso, esto puede dificultar la obtención de información detallada y precisa.

Durante su carrera, ¿ha sentido alguna vez presión por parte de sus superiores para crear historias más sensacionalistas de lo que serían en realidad?
Si, durante la desaparición de Ciro Castillo Rojo, mientras trabajaba en Trome, durante seis largos meses, todos los días de la semana, estaba tras este caso, la presión era constante ya que se volvió extremadamente mediático, lo que beneficiaba las ventas del periódico. Mi editor de Lima siempre esperaba novedades diarias, lo que me obligaba a buscar constantemente información fresca, aunque a veces no había nada nuevo que contar, incluso realizamos una diligencia para buscar una zapatilla de Ciro, algo que podría parecer absurdo, pero que en ese momento se consideraba relevante para la investigación.

¿Considera que las noticias policiales tienen un efecto negativo en la ciudadanía?
Muchas piensan que el periodismo policial es la última rueda del coche, pero en realidad no es así, nosotros transmitimos hechos reales que suceden en la sociedad. Si no los contamos, si no los exponemos, si no llamamos también a la reflexión sobre ciertas conductas de las personas, entonces, ¿cuál es nuestra contribución?

¿Cree que esto puede generar una percepción negativa sobre los periodistas que se dedican a esta área?
Entiendo que en algún momento pueden tener una percepción negativa de nosotros, incluso sentir indignación, por eso, la forma en que tratamos la información y cómo se publican ciertas noticias también debe ser pensada para aquellos ciudadanos que son aún más susceptibles que nosotros. Debemos recordar que tenemos lectores, oyentes, televidentes, a quienes también debemos cuidar su salud mental.

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